Cerro Negro o Colina Negra es el volcán más joven entre los muchos volcanes ubicados en América Central. Este volcán se formó en 1850, y su actividad ha sido muy bien registrada a lo largo de su historia. Su exterior de basalto es responsable de su nombre, pero también de las frecuentes erupciones de las que hubo más de 20. Los amantes de la geología y la naturaleza asedian este volcán, tanto por la increíble vista del volcán en sí como por la hermosa naturaleza que lo rodea.
