Lo que no se puede perder al visitar Split es sin duda el Palacio de Diocleciano. El palacio tiene 1700 años y domina el puerto de Split. Es uno de los patrimonios arquitectónicos más importantes del Imperio Romano. Se puede ingresar a través de cuatro puertas, todas nombradas después de cuatro metales diferentes: Puerta Dorada, Plata, Bronce y Hierro. En el corazón del Palacio de Diocleciano, se puede encontrar la plaza Peristilo, rodeada de columnas, que es el centro de la vida cultural en Split. La acústica extraordinaria la convierte en el lugar principal para todos los eventos culturales y musicales tradicionales, como el Festival de Verano de Split. Por último, cuando se trata del momento de descansar, está el legendario City Café (Gradska kafana), rodeado de impresionantes edificios, como el reloj renacentista erigido sobre las ruinas de una torre romana, el primer ayuntamiento y el palacio renacentista de la familia aristocrática Karepic.

